jueves, 15 de marzo de 2012

Ensayo arte medieva

alumna: Karla Rosario Romero Cortina

En el arte de la Edad Media, debemos reconocer la gran influencia religiosa, de una Iglesia detentadora de un inmenso poder, que lograda la anhelada paz y la prosperidad económica, a partir del siglo XI y hasta el siglo XIV pugnó por la construcción de iglesias y monasterios. Aunque en menor medida, se construyeron también edificios civiles.
Debemos reconocer dos estilos diferentes, en esta etapa de florecimiento: el románico y el gótico, pudiendo señalar en común, que los arquitectos medievales construían para la eternidad. La calidad de sus obras, perduran como legado histórico.
El primero surgió, impulsado por la orden religiosa de Cluny, caracterizada por su austeridad moral, en el siglo XI, en Francia y Alemania, y se expandió con características comunes a toda Europa.
Su denominación alude a la similitud de estilo de sus arcos y bóvedas con las romanas.
Son ejemplos de este estilo, la Catedral de Works en Alemania, la catedral de Durham en Inglaterra y la Iglesia de Saint-Sernin de Toulouse en Francia.
Son construcciones sólidas y colosales, aunque sobrias, donde se destacan los arcos de medio punto, semicírculos ubicados sobre todo en los arcos y las bóvedas. Estas eran generalmente de piedra y cubrían las naves de las iglesias. Debido a su peso, los muros que las sostenían eran gruesos y con escasas aberturas, para lograr su solidez.
Las fachadas tenían torres, generalmente doble. En el interior, el pilar de base en forma de cruz sustituye a la columna.
El campanario, generalmente se ubicaba en la fachada principal.
Los portales de acceso y los capiteles de las columnas, poseían imágenes esculpidas y las pinturas mostraban pasajes bíblicos con fines didácticos. Son sus temas: las luchas entre el bien y el mal y el juicio final. Las figuras son representadas simbólicamente. Por ejemplo, Cristo, con los ojos muy abiertos, clavado rígido en la cruz. Las esculturas románicas se subordinaban a las exigencias arquitectónicas.
Desde Francia, en el siglo XIII, se expandió por Europa el arte gótico, llamado así, por el historiador renacentista, Giorgio Vasari, por considerarlo como creación de los godos, también religioso, pero que coincide con el florecimiento de la vida urbana.
Liberadas las ciudades del poder feudal, muchos edificios civiles exponen esta forma artística, como los castillos y las lonjas, sitio donde se reunían los mercaderes.
Pero sin duda, son las catedrales la que lo llevan a su máxima expresión, construidas en el centro de la ciudad. Por ejemplo, se destacan en Francia, Nôtre Dame de París, Chartres, Reims y Amiens, aunque se considera como su primera expresión la abadía de Saint Denis, cerca de París, bajo la dirección del abad Suger. Servían no sólo a fines religiosos, sino como sitio de reunión de las corporaciones y para celebrar fiestas de carácter popular.
La rigidez del arte románico, deja paso a un arte más humanístico.
La altura de las iglesias al principio no fue tan elevada, ya que las pesadas bóvedas no descansaban más que en las paredes laterales.
Con la aparición de la bóveda de crucería, sostenida por pilares, y apuntaladas por arbotantes y contrafuertes, las naves comenzaron a ser cada vez más altas, provistas de grandes ventanales, que transformaban a los edificios en sitios luminosos, además de sumamente bellos, ya que sus ventanas, en las que se utilizaba el arco apuntado u ojival, fueron decoradas con vitrales, vidrios de colores que otorgaban a la luz natural un matiz especial y mágico.
Las paredes, se transformaron en meros elementos de separación de ambientes, ya que no debieron soportar el peso del tejado.
Pueden distinguirse tres etapas en el arte gótico:
La primera, el gótico primitivo, con construcciones sólidas y macizas.
La segunda, el gótico radiante, elegante, delicado y luminoso.
La tercera, el gótico tardío o flamígero, donde hay sobreabundancia de decoración y falta de armonía.

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