alumna Rosa Nureiry Lopez
Arte medieval
El arte medieval es un gran periodo de la historia del arte que cubre un prolongado período para una enorme extensión espacial. La Edad Media -del siglo V al siglo XV- supone más de mil años de arte en Europa, el Oriente Medio y África del Norte. Incluye movimientos artísticos principales y distintos períodos, artes nacionales, regionales y locales, diferentes géneros, periodos de florecimiento a los que se ha venido en llamar renacimientos, las obras de arte, y los propios artistas (que en la Alta Edad Media permanecían en el anonimato de una condición artesanal de poco prestigio social, como los demás oficios establecidos en régimen gremial, mientras que en los últimos siglos de la Baja Edad Media, sobre todo en el siglo XV, alcanzarán la consideración de cultivadores de las bellas artes, aumentando en consideración social y preparación intelectual).
Los historiadores de arte clasifican el arte medieval en períodos y movimientos: arte paleocristiano, arte prerrománico, románico, gótico (en Europa Occidental -la cristiandad latina-), arte bizantino (en el Imperio bizantino -la cristiandad oriental-) y arte islámico (en el mundo islámico), con influencias mutuas. Además cada "nación" o cultura en la Edad Media desarrollaron estilos propios diferenciados, como el arte visigodo, el arte anglosajón o el arte vikingo. El arte medieval incluye muchos medios de expresión a través de disciplinas artísticas, técnicas y géneros diferentes: arquitectura, escultura, orfebrería, manuscritos ilustrados (la miniatura y la caligrafía), frescos, pintura en tabla, mosaicos, y un largo etcétera, en el que se incluyen artes y oficios no incluidos habitualmente en las bellas artes, como la confección de la indumentaria medieval.
El arte medieval superó la herencia artística clásica del Imperio romano a través de su mezcla con las aportaciones del cristianismo primitivo y de la vigorosa cultura "bárbara" de Europa del Norte para producir una notable síntesis artística. La historia de arte medieval puede ser vista como la historia de la interacción entre los elementos del arte clásico, paleocristiano y pagano.
Función del arte medieval
A la hora de encarar las obras de arte medievales es necesario tener en cuenta que en esta época no existe el concepto del arte como fin en sí mismo o de la belleza como único objetivo del artista. El objeto artístico medieval tiene, en el seno de la sociedad en que es producido, un carácter básicamente funcional. En opinión del medievalista francés Georges Duby, la obra de arte medieval cumple fundamentalmente tres cometidos:
El de ser una ofrenda a Dios, a los santos o a los difuntos, con el fin de obtener su gracia, su indulgencia, etc. Es por ello que el hombre medieval (incluso aquellos, como San Francisco de Asís, que promovían la pobreza) no dudaba de la legitimidad de la riqueza de los adornos de las iglesias, monasterios u otros lugares de culto, puesto que esta riqueza era vista como una ofrenda necesaria a Dios, para la cual eran necesarios los mejores materiales y las mejores técnicas.
El de ser intermediarios entre el mundo sobrenatural y el humano, haciendo visible aquí las realidades divinas, según la máxima paulina per visibilia ad invisibilia (a través de lo visible hacia lo invisible). Generalmente, se suele atribuir a las imágenes medievales una función pedagógica consistente en explicar los dogmas de la fe cristiana y la historia sagrada a los iletrados, si bien no todos los expertos están de acuerdo sobre este punto.
El de ser una afirmación de poder: por un lado, del poder de Dios y de la Iglesia que reclamaba su delegado en el mundo; por otro, del poder de aquellos que tienen los medios suficientes para encargar obras de arte.
Las dos grandes épocas
En la arquitectura románica los edificios se caracterizan por sus macizos muros y contrafuertes para sostener una robusta bóveda de cañón, basada en el arco de medio punto. Las estructuras, por comparación con el gótico, son de escasa altura y con pocos vanos, lo que implica una menor entrada de luz, que se intenta compensar con el abocinamiento de las arquivoltas de pórticos y ventanales. Subordinada al soporte arquitectónico, la profusa decoración escultórica (capiteles, tímpanos) y pictórica (frescos en los ábsides y paredes interiores), de líneas muy marcadas y colores planos, formas geometrizantes y hieráticas, convertía a los templos en verdaderos evangelios de los iletrados.
Véanse también: Arquitectura románica, Pintura románica y Escultura románica
La arquitectura gótica nace a mediados del siglo XII en la región francesa de Ile de France, con la renovación de la iglesia de la abadía de Saint-Denis: la introducción del arco apuntado, la bóveda de crucería y los arbotantes que desplazaban el peso de las bóvedas a contrafuertes exteriores, dejando la posibilidad de aligerar los muros para conseguir construcciones de una altura extraordinaria y llenas de luz. La escultura gótica también se puede asociar al gótico arquitectónico francés que se extendió a todas partes de Europa. El siglo XIII permite hablar de un estilo internacional sustituyendo el arte románico. El gótico internacional caracteriza al periodo de aproximadamente 1360 a 1430, después del cual el gótico en distintas partes de Europa va combinándose con aportaciones del Renacimiento que está surgiendo en Italia; aunque en muchos lugares siguen haciéndose edificios góticos hasta el siglo XVI, denominados con distintos nombres de estilo (en el norte de Europa gótico flamígero, gótico tardío o flamboyant y estilo Tudor, y en la Península Ibérica gótico isabelino plateresco y manuelino). Los cambios pictóricos no comenzaron a ser suficientes para hablar de un estilo diferente al románico hasta comienzos del siglo XIII, caracterizado por una mayor expresión de sentimientos y un mayor realismo o naturalismo en la representación de la realidad. La utilización del soporte tabla y la técnica del temple se hace muy extensiva, produciendo retablos, dípticos, trípticos y polítpticos, que permiten un tamaño mayor o menor, la posibilidad de un arte mueble y su comercialización, respondiendo al aumento de los clientes del mercado del arte, que ya no se reducen a las instituciones eclesiásticas, sino que incluyen a las monarquías, las casas nobles y a la pujante burguesía. Al final del período se introduce la innovación tecnológica del grabado, que permitió el nacimiento de un nuevo medio de comunicación a través de las múltiples copias. En el siglo XV aparecerá la pintura al óleo, que permite un extraordinario detallismo.
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